Breve historia sobre nuestra capilla

Los pioneros de la Capilla de Schoenstatt ubicada en el Barrio Apipé de la ciudad de Corrientes, fueron un grupo de hombres y mujeres de familias que residían en este barrio y en el de la U.O.C.R.A. Este grupo de personas que se reunía para tratar sobre las necesidades del barrio, comentaron en una oportunidad que sería interesante contar con un lugar para el encuentro con Dios. A partir de allí surge la idea de conseguir el lugar físico, un terreno, que posteriormente sería donado por un vecino del barrio.

 

Por su parte y en silencio, el Padre Pérez Olibrio, que era un enamorado de la advocación Ntra. Sra. de Schoenstatt, y siendo Párroco de Cristo Obrero, entierra por la zona de Apipé, medallas de la virgen de Schoenstatt, anhelando que en algún momento se instale esta advocación.

Ahora que ya contaban con espacio físico, los vecinos debían elegir bajo que advocación estaría la capilla. Un día en que se realiza la reunión del grupo vecinal, una de las vecinas asiste con una imagen Peregrina de Nuestra Señora de Schoenstatt.

 

Ella les propone esta advocación como Patrona de la Comunidad y todos la aceptan. Luego consultan con el Párroco de Cristo Obrero, Padre Eduardo Romero y él, luego de varios encuentros con el Obispo de ese entonces,  Monseñor Fortunato A. Rossi deciden aceptar la propuesta de los vecinos.

 

Al principio, el nombre no fue fácilmente aceptado por ser de origen extranjero y desconocido hasta entonces. Schoenstatt es una pequeña población, cerca de la ciudad de Koblenza (donde se une el río Mosela con el Rhin) al este de Alemania, y significa "Bello Lugar". Finalmente luego de mucho ir y venir, y especialmente después de muchas oraciones, es aceptada la advocación "Nuestra Señora de Schoenstatt" y Monseñor Rossi concurre al lugar para bendecir el terreno.

 

Cuando el Padre Pérez Olibrio se entera que en el barrio Apipé eligieron el nombre Nuestra Señora de Schoenstatt se pone muy feliz porque la Virgen había oído sus plegarias y aprovecha la oportunidad para celebrar misa en el lugar, trayendo una Peregrina Auxiliar del Brasil que estaba de visita en la Provincia.

 

A partir de este acontecimiento, se conforma la primera Comisión Pro-Templo que trabaja denodadamente hasta lograr su cometido. El primer Salón Parroquial, que se consigue, gracias a las donaciones de empresas privadas, de particulares y de la colaboración desinteresada de fieles que aportaron su mano de obra.

En este proceso, se va formando el primer grupo de Misioneros de la Virgen de Schoenstatt, cuyo propósito era hacer conocer la advocación entre los vecinos. Más adelante, sumándose a esta pastoral se incorporan los primeros catequistas para formar a un reducido grupo de niños.

 

En el año 1994, luego de una Peregrinación al Santuario de Schoenstatt en Oberá, nace el deseo de que Ella, la Virgen de Schoenstatt, se instale en el lugar. Fruto de las oraciones prontamente se concreta, y a través de donaciones de todo el material necesario, junto con la mano de obra, el 14 de octubre de 1994 fue bendecida la Ermita "Alianza de Amor" por el padre Guillermo González, que era el Vicario de la parroquia Cristo Obrero,  a la cual pertenecía esta comunidad.

 

A partir de esto, van surgiendo distintos Grupos de Oración, como ser: Almas Pequeñas, Legión de María, Madres del Corazón, Grupo de los Abuelos y Perseverancia de Catequesis.

Años más tarde, luego de conversaciones con el Padre Guillermo Carmona, en ese entonces Director Nacional del Movimiento Apostólico de Schoenstatt en Argentina, se gesta el sueño de la Capilla dedicada a Nuestra Reina y Señora. Por sugerencia del Padre Carmona se gestiona una donación a la organización "Adveniat Alemania", de donde vendría el dinero necesario para la construcción del templo.

 

 El florecimiento espiritual de la Comunidad se debió y se mantiene gracias al aporte desinteresado de muchas personas, sacerdotes, diáconos y seminaristas que entregaron su tiempo, su esfuerzo, sus oraciones y su amor al prójimo. Todo esto no sería posible sin el gran amor que Nuestra Madre del Cielo nos prodiga diariamente velando nuestros esfuerzos, cobijándonos, transformándonos interiormente y enviándonos apostólicamente, ya que Ella es al Gran Misionera, Ella Obrará Milagros.

Por eso te decimos Madre: 

"NADA SIN TI, NADA SIN NOSOTROS".